La revolución de la inteligencia artificial (IA) sigue amplificando sus alcances, pero también las dudas sobre riesgos asociados a este tipo de tecnología. El uso acrítico y masivo de ella está generando, por ejemplo, una preocupación creciente entre expertos: ¿estamos volviéndonos más perezosos mentalmente por culpa del mal uso de la IA?
Un reciente estudio del MIT Media Lab no solo sugiere que sí, sino que revela el impacto neurológico que el mal uso de estas tecnologías tiene en nuestro cerebro, erosionando las bases mismas del aprendizaje. El proceso de aprender se surte de la necesidad de enfrentarnos a problemáticas, analizarlas, intentar solucionarlas, errar y repetir esos procesos hasta llegar a una solución. Cuando ponemos a la IA a ‘saltarse’ dicho camino, estamos malacostumbrando a nuestro cerebro y atrofiando la capacidad de aprender.